BRASIL SE ESTÁ QUEDANDO SIN AGUA Y ESTÁ AL BORDE DEL COLAPSO ENERGÉTICO POR UNA HISTÓRICA SEQUÍA.

 BRASIL SE ESTÁ QUEDANDO SIN AGUA Y ESTÁ AL BORDE DEL COLAPSO ENERGÉTICO POR UNA HISTÓRICA SEQUÍA.

Brasil sufre la peor sequía en 91 años en sus cuencas hídricas. Las graves consecuencias de este suceso no son solamente ambientales, si se tiene en cuenta que la principal fuente de energía brasileña, un 70 por ciento, proviene de las centrales hidroeléctricas. “Estamos en el límite del límite”, admitió el presidente Jair Bolsonaro al pedir la reducción del consumo de energía en los hogares. El gobierno ya aclaró que no se descartan apagones programados. 

La crisis se hizo palpable para los consumidores en la factura de electricidad, que volvió a aumentar el martes casi 7% para cubrir los costos de producción a partir de otras fuentes de energía alternativas más caras y la importación. 

El martes se agregaron tres plantas fotovoltaicas, una de biomasa y cuatro eólicas a la red de generación. Además, el vicepresidente, Hamilton Mourao, dijo que Brasil comprará energía a países vecinos, aunque no precisó cuales. “El gobierno tomó todas las medidas necesarias para impedir un apagón pero puede ser que ocurra algún tipo de racionamiento”, agregó.

Cuál es la causa de la crisis hídrica

Brasil perdió la sexta parte de sus áreas cubiertas de agua dulce en tres décadas. Para los expertos, esto representa que “se está secando” la principal reserva hídrica del mundo, teniendo en cuenta que el país posee el 12 % de las reservas de agua dulce del planeta y el 53 % de los recursos hídricos de Suramérica.

La problemática pone bajo la lupa al Pantanal, el mayor humedal del planeta y el principal bioma afectado en el país.

En total se perdieron tres millones de hectáreas de aguas superficiales en el país, un área equivalente al tamaño de Bélgica, según un estudio publicado este lunes por la iniciativa Mapbiomas.

La superficie con agua dulce de Brasil pasó de 19,7 millones de hectáreas en 1991 a 16,6 millones de hectáreas en 2020, una reducción de 15,7 %.

Los cambios climáticos, la deforestación -especialmente la del Amazonas, dado que un tercio de las lluvias del país provienen de esa gigantesca selva tropical, descuidada por Bolsonaro-, la construcción de hidroeléctricas y el uso excesivo del agua para el agronegocio, entre otros, son las principales causas de que el gigante suramericano se esté secando, según los expertos.

Alerta roja en el Pantanal

El gigantesco humedal, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y considerado uno de los ecosistemas más ricos del mundo en biodiversidad de flora y fauna, es compartido por Brasil, Bolivia y Paraguay, y de sus 250.000 kilómetros cuadrados de extensión, un 60 % está en territorio brasileño.

En 2020, sufrió uno de los peores incendios en 20 años, con más de 25.000 hectáreas arrasadas. El fuego amenazó directamente una gran reserva natural, hogar de la población de jaguares más grande del mundo, entre otros animales del ecosistema.

El bioma registró su mayor extensión de aguas superficiales en 1988 (2 millones de hectáreas), pero en 2020 el área solo sumaba 458.903 hectáreas, lo que supone una reducción del 78 %.

Los otros biomas afectados

Otros biomas y cuencas hidrográficas del país también se vieron afectados por las sequías e incendios producidos por la crisis climática, cuyo avance se impulsa en Brasil cuando se arrasa su vegetación nativa de forma ilícita o se practica la minería en estas zonas. 

En las últimas tres décadas, las pérdidas de áreas con agua fueron menores para biomas brasileños como la Pampa, la Mata (bosque) Atlántica y el Cerrado, con una reducción de entre 1 % y 2 %, pero en el Amazonas las pérdidas fueron de 10 % y en la Catinga, de 17 % en ese mismo período.

Y si se analizan las pérdidas en la Amazonía desde 1999 -cuando registró la mayor superficie de agua- la reducción es más fuerte.

En ese lapso, las pérdidas fueron de 16,3 % de su superficie de aguas, que se redujo de 11,9 millones de hectáreas en 1999 hasta los 10 millones de hectáreas en 2020, una extensión algo mayor que el área de Portugal.

El más afectado de la selva fue el gigantesco y caudaloso río Negro, el principal afluente del río Amazonas en su margen izquierdo. La cuenca por donde corre perdió el 22 % de su superficie de agua.

Fuente : Latinoamericapiensa.com